Planificar tu mantenimiento industrial de verano con éxito: todo lo que debes tener en cuenta

El verano representa para muchas industrias una de las pocas oportunidades del año para hacer revisiones, reorganizar layouts, sustituir maquinaria o ponerse al día con normativas. Con menos actividad o incluso paradas técnicas programadas, este shutdown programado, generalmente de una a cuatro semanas, permite acometer actuaciones en profundidad, minimizando el impacto en la producción regular.
Eso sí: todo depende de la planificación previa. Si se deja para última hora, los recursos se solapan, los repuestos no llegan a tiempo, los técnicos están de vacaciones y lo que debía ser un proceso coordinado se convierte en una carrera contrarreloj.
En este artículo repasamos los principales tipos de mantenimiento que pueden ejecutarse en verano, los beneficios de planificarlos con antelación y algunas buenas prácticas para que todo ‘fluya’ sin sorpresas.
Y, si estás preparando una parada técnica este verano, hemos creado una plantilla práctica que te puede facilitar mucho el trabajo.
Incluye:
- Los items clave de la planificación, dependiendo del tipo de actuación/es a acometer, para que nada quede pendiente.
- Y un Excel editable para organizar y calendarizar los recursos según los trabajos a realizar.
Planifica tu mantenimiento de verano sin morir en el intento: ¡Descarga gratis nuestra plantilla!

¿Qué tipo de mantenimiento necesitan las plantas industriales en verano?
Cada empresa es un mundo, pero hay cuatro tipos de actuaciones que se repiten año tras año. En Gurpea no sólo estamos preparados para ejecutarlas, sino también para ayudarte a planificarlas, facilitarte los recursos, coordinarlas y resolverlas con éxito en el tiempo establecido.
1. Mantenimientos preventivos planificados
Revisiones, limpiezas profundas, sustitución de piezas, ajustes… Todo lo que durante el año no se ha podido realizar por falta de tiempo o presión de producción. Es el momento ideal para garantizar que los equipos críticos llegan en buen estado al siguiente ciclo productivo.
2. Reorganización de layouts productivos
Muchas empresas aprovechan la parada para adaptar el layout a nuevos productos, automatizaciones o ampliaciones. Requiere análisis previo, diseño técnico y coordinación de gremios para el movimiento e instalación de equipos.
3. Movimientos individuales de maquinaria
Ya sea para incorporar nuevas máquinas, renovar robots o trasladar equipos vendidos o en desuso. Estas operaciones suelen concentrarse en las semanas estivales. La complejidad logística hace aún más importante una buena previsión.
4. Adecuaciones al RD 1215/97
La parada veraniega también se aprovecha para realizar adecuaciones a normativas como el RD 1215/97, que regula las condiciones de seguridad en el uso de equipos de trabajo. Contar con personal técnico certificado en estas intervenciones es clave para cumplir sin demoras ni riesgos.

Por qué un mantenimiento anticipado marca la diferencia
Planificar el mantenimiento con antelación no solo da tranquilidad: mejora directamente los resultados operativos y económicos. Algunos datos lo evidencian:
- El mantenimiento preventivo puede reducir costes entre un 12 % y un 18 % respecto al correctivo.
- Cada euro invertido en mantenimiento programado puede ahorrar hasta cinco en reparaciones futuras.
- Las empresas que han implantado mantenimiento predictivo han reducido hasta un 91 % las paradas imprevistas (PwC).
- Las paradas no planificadas suponen pérdidas del 11 % de la facturación en grandes empresas industriales (Siemens).
A largo plazo, este tipo de planificación también prolonga la vida útil de los equipos, evita inversiones prematuras y reduce el consumo energético. Es una inversión que se amortiza sola.
Buenas prácticas para un mantenimiento eficaz en verano
Organizar una parada técnica en verano requiere método, previsión y capacidad de ejecución. Son muchos los factores que hay que tener en cuenta para que todo salga según lo previsto. La buena noticia es que, aunque estos puntos son clave, no es la empresa quien debe asumir esa carga de planificación y coordinación. Para eso estamos nosotros.

Estas son algunas de las claves que permiten que una intervención en verano se desarrolle con eficacia:
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Anticipación, siempre:
Antes de que lleguen las vacaciones, conviene hacer un balance exhaustivo del estado de las instalaciones. Esto implica realizar evaluaciones y diagnósticos para elaborar la lista de intervenciones necesarias durante el cierre. En esa lista deben figurar tanto tareas de mantenimiento preventivo (las programadas para evitar fallos) como las acciones correctivas pendientes (reparaciones de averías o defectos acumulados durante el año). Cuanto más amplia sea la lista de tareas, mayor organización se requerirá para ejecutarlas a tiempo.
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Considerar los ritmos del personal y la producción:
La planificación debe tener en cuenta tanto las vacaciones del equipo interno como la actividad residual de la planta. Adaptarse a esa realidad es esencial para que las intervenciones encajen sin generar fricción.
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Coordinación de personal técnico y proveedores desde el inicio:
Los mantenimientos de verano suelen movilizar a todo el equipo de mantenimiento y requiere de múltiples perfiles técnicos. Sobre todo en sectores con la automoción y el metalúrgico. Es importante planificar la disponibilidad del personal (propio y contratistas) con anticipación, considerando las vacaciones del personal interno. Muchas empresas contratan apoyo externo especializado durante estas semanas para asegurarse de cubrir todo el trabajo programado.
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Definir el alcance y recursos de cada tarea:
Es fundamental preparar un programa de mantenimiento detallado, especificando por ejemplo la duración estimada de cada tarea, la mano de obra necesaria, materiales, repuestos y herramientas requeridos, así como una evaluación de riesgos asociada. Cada trabajo debe contar con los recursos disponibles a tiempo, por ello, es recomendable elaborar con antelación un plan logístico para recibir y almacenar repuestos.
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Priorizar la seguridad y la salud en el trabajo:
El calor del verano y la naturaleza intensiva de muchas tareas de mantenimiento requieren una atención especial a la seguridad. Se deben coordinar los trabajos de forma que las condiciones sean lo más seguras posible: por ejemplo, revisar sistemas de ventilación y aire acondicionado antes y durante la parada, planificar tareas pesadas en horas más frescas si es factible, hidratar y proteger a los operarios, etc. Según la OMS, en espacios interiores se recomienda no sobrepasar los 32 °C durante el día (24 °C en la noche).

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Aprovechar la menor actividad para tareas profundas:
En muchos sectores el verano implica menor carga de trabajo o demanda más baja, lo que reduce la presión de producción y facilita realizar inspecciones y reparaciones con mayor detalle. Este “tiempo extra” debe aprovecharse para inspecciones exhaustivas de equipos críticos (por ejemplo, maquinaria sujeta a desgaste intenso como hornos, cintas transportadoras, grúas, etc.), identificando desgastes, corrosión u otras deficiencias ocultas. Igualmente, es el momento ideal para limpiezas a fondo de zonas difíciles de acceder en operación normal (techos, fosos, conductos), removiendo suciedad acumulada que podría afectar la seguridad o el rendimiento. Todas estas acciones preventivas incrementan la seguridad y ayudan a evitar averías graves o accidentes, al asegurar el buen estado de instalaciones y equipos críticos.
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Contemplar los imprevistos:
Una baja de última hora, un repuesto que no llega o una máquina que da más guerra de la esperada… los imprevistos existen. Tener previstas alternativas evita que todo el plan se desmonte por una incidencia menor.
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Formación y certificaciones al día:
Algunas intervenciones requieren personal con acreditaciones específicas (trabajos en altura o espacios confinados por ejemplo). Asegurarse de que los técnicos cuentan con la formación necesaria —y con los papeles en regla— evita parones y garantiza la seguridad del proyecto.
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Revisar necesidades futuras de producción:
Otra buena práctica es anticiparse al año siguiente. Si se espera un aumento de demanda o alguna campaña intensa tras el verano, conviene preparar los equipos durante la parada para ese repunte de actividad futuro. Por ejemplo, si la empresa sabe que a fin de año lanzará un nuevo producto o incrementará la producción, en verano se pueden ajustar las máquinas, agregar capacidad o robustecer componentes para evitar cuellos de botella más adelante. La planificación de mantenimiento debe alinearse con la estrategia de producción futura.
En definitiva, el éxito de una parada técnica bien ejecutada está en los detalles. Y cuando hay alguien encargado de orquestarlos todos, el proceso se vuelve mucho más simple para quien lo encarga.

Y después del verano… el mantenimiento continúa
Aunque la parada estival concentra muchas actuaciones, el mantenimiento no debe entenderse como algo puntual. Las tareas preventivas ordinarias y las actuaciones correctivas siguen el resto del año, y conviene tener una estrategia de continuidad: programar revisiones, actualizar inventarios, analizar datos y anticiparse a posibles fallos.
Contar con soporte técnico flexible durante el año —ya sea para cubrir una baja, reforzar un turno o atender una urgencia— puede marcar la diferencia cuando más aprieta la presión productiva.
Panificación estratégica: previsión y recursos
El verano es una oportunidad para maximizar la operatividad de las instalaciones. Si se planifica con previsión y con los recursos adecuados, el mantenimiento veraniego se convierte en una inversión estratégica que se traduce en fiabilidad, ahorro y competitividad para la empresa.
Si todavía no has definido tu plan de mantenimiento para este verano, ahora es el momento.
> Solicita valoración y nuestros expertos en mantenimiento se pondrán en contacto contigo para valorar tu caso de forma personalizada.